Siempre he sido de rápidos reflejos, aunque hoy no voy a
decir que sea igual. De las anécdotas que tengo en mi historia les voy a contar
la siguiente. Hace muchos años atrás llegamos con mi mujer y mis dos hijos a la
casa de unos amigos, Gloria y Miguel, que viven en la Ciudad de Rosario, a poco
más de 300 kilómetros
de Buenos Aires. Era una tardecita de sol otoñal. Luego de abrazos y besos nos
comentaron que su hija mayor Jakeline iba a dar una prueba de natación en la
escuela. Dijeron que iban a ir para allá – Bueno, afirmé, bajamos las valijas y
los llevamos. Así fue, con la guía de Miguel llegamos al parque de la escuela.
Descendimos del automóvil, y nos acercamos a la pileta que tenía unos 15 metros de largo
rodeada por un cerco de rejas de 1,50 metros
de altura.
Muchos familiares
estaban arrimados a la reja. A los 15 minutos, cuatro niñas estaban preparadas
para lanzarse al agua, entre ellas la hija de nuestros amigos. Cuando la
maestra dio la orden, se arrojaron a la pileta, tres de ellas se sumergieron
apareciendo en la superficie y nadando
pero Jakeline no subía, sino que por el contrario descendía.
Me apoyé en la baranda y de un salto quedé en el borde de la
pileta, en ese instante tomé conciencia que no me podía tirar al agua porque no sabia nadar. Se arrojó al
agua la profesora ayudando a su alumna que se había llevado un gran susto. Cuento esto, porque mi amigo
Miguel sabe nadar, y muchos de los presentes posiblemente también, pero ninguno
se movió, el que reaccionó en segundos ante el peligro fui yo, sin darme tiempo
a pensar que no nadaba. Mas tarde volvíamos todos juntos riendo por lo que
había ocurrido. Años después fui a aprender
a nadar, hacerlo me produjo un placer increíble. Las cosas que aprendemos de
adultos las valoramos más, porque en realidad son más difíciles, como manejar
un auto o una bicicleta.
Amigo visitante, hago acto de presencia con este texto,
agradezco tu visita y te dejo un saludo.
19 comentarios:
Estimado Migue, me ha encantado tu historia, además me identifico con lo que cuentas ,uno de mis hijos empezo las clases de natación y siempre cuenta lo gratificante que es,él ya es adulto y fue por iniciativa propia, saludos de un amigo desde España. J.R.
Hola Jose Ramon, es cierto, lo que aprendemos de niño nos parece natural,además hay menos miedos o excusas que de adulto.
Un abrazo!
Hola Migue, como estas querido amigo, es un placer visitarte nuevamente.
Como vemos, nadar puede salvarnos y ayudar a salvar a otros pero los reflejos rapidos pueden hacerlo mucho mas. Es una interesante anecdota, para reflexionar.
Un abrazo.
Hola Carolina. Escucho decir a muchos hombres y mujeres adultos que no van a natación por temor al agua. Les digo que el profesor les cuida, y aprenden en baja profundidad.Todo el mundo debería saber, bucear es una sensación maravillosa.
Un abrazo.
Gracias Migue por tu amabilidad y cercania, bonito relato el que nos cuentas, los buenos reflejos en determinados momentos son capaces de salvarnos la vida,.....
Gracias Janeth, aunque nos movamos tranquilos,la reacción rápida adecuada ante ciertas situaciones es importante.
Un abrazos.
es un placer leerte y haberte descubierto
Gracias, me vas a encontrar con más frecuencia en mi otro blog: Compartir Visiones. Estoy aunando allí mis escritos.
Abrazos.
Migue,gracias por tus palabras,amigo.
Me alegro encontrarte de nuevo y disfrutar de tus letras y experiencias...Realmente es así,cuando somos mayores todo nos cuesta más,pero también lo valoramos más y somos más conscientes de ello.
Mi felicitación por tus reflexiones y mi abrazo grande por tu buen hacer.
Siento mucho lo de Argentina.Pido a la Providencia que dé fuerza a las familias afectadas y todo el pueblo argentino.
M.Jesús
Una bonita historia, Migue. Pero de las de sentirse orgulloso... "Lanza tu corazón y verás como el cuerpo le sigue...
Ese es el impulso que inicialmente tuviste.
Un abrazo y hasta pronto.
Agradezco tu visita M.Jesús, tus buenos deseos llegarán a los más damnificados.
Un abrazo.
Manuel bienvenido amigo.Bonita frase "Lanza tu corazón y verás como el cuerpo le sigue!...Creo es tal cual lo dices.
Un abrazo.
Que bueno que hagas acto de presencia por aquí y desde luego, mil gracias por tu comentario en casa, comparto contigo mucho de lo que dices. Ojalá que las cosas cambien.
Que bueno que aprendiste a nadar. Yo lo hice de chica. Increíble como podemos reaccionar ante un peligro, menos la que te contuviste a tiempo, sino habría que haber salvado a dos.
Un abrazo, Migue.
Animo, con todo lo que está pasando allá y suerte con tus cosas.
hola migue paso para agardecrte tu comentario en mi blog y por seguirme.
ha sido un gusto tambien conocer tu blog,interesante tu historia,me gusto mucho.
te dejo un abrazo y te deseo feliz fin de semana.
Myrian jajaja, has agregado otra posibilidad...mira si no me contenía y tenían que salvarme a mi también. Hubiera sido de terror jajaja. Gracias por tus buenos deseos,las cosas se van organizando y la ayuda llegando. Por mi parte mi espalda me esta dando un poco de paz.
Un abrazo.
Hola Migue, ese impulso que tuviste sin meditarlo, dice mucho de tu personalidad, de tu entrega por los demás.
Te saludo desde Sevilla (España) como ya sabes.
Un abrazo y siempre bienvenido a mi blog
Manolo
http://marinosinbarco.blogspot.com.es/
.
Hola manolo, hoy tengo la buena fortuna de que dos sevillanos me visiten, más arriba comentó Manuel con el que hace tiempo no nos visitábamos y ahora tú.Agradezco tu invitación, te seguiré visitando.
Un abrazo.
Gracias por comentar y compartir esa história generosa.
A aveces no sabemos porqué razón, nos quedamos immoviles aúnque sepamos. El ser humano es una contradicción.
Hay que tomar más conciéncia...
Un abrazo.
Olga supongo que muchos no reaccionan porque la sorpresa los inmoviliza.Es como que necesitaran unos segundos o minutos más para reaccionar.
No es por falta de voluntad.
Un abrazo.
Publicar un comentario